lunes, 26 de enero de 2009

DUODÉCIMA ESCENA.
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LA SOLEDAD DE LADY O´CALLAGHAN
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A Lady O´Callaghan le gusta escuchar las cosas que junto al piano algunos le cuentan. Le agrada sentir cómo se sinceran con ella los que solitarios o atados de manos por la incomprensión, le hablan con tan infinita familiaridad. A Lady O´Callaghan, cuando se siente reflejada en ellos aunque no posea ni su decisión ni tan expresivas confianzas, su imaginación se le cuela entre las teclas del piano aflorando sentimientos que no son suyos.
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A Lady O´Callaghan le encanta el Café de Zhivago y cantar suave cuando la tarde se va, y por supuesto vibrar cuando alguna noche se arraciman todos junto al piano y cantan unidos como aquella vez hicieron la noche en que tocó su primo.
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A Lady O´Callaghan a ratos le gusta la soledad. Vive sola en una casa grande y es en ella cuanto se transforma y mejor se inspira cantando su canción preferida, la que una vez compuso ensamblando trozos de conversación de todo lo que de él había escuchado. Tumbada en el sofá o sentada junto al piano repinta el aire de recuerdos, de los recuerdos de aquel día en que, desmadejados por la madrugada, él le confesó que la quería exactamente como ella era. A Lady O´Callaghan, cuando sueña, no le hace falta mirar al techo sin cerrar los ojos grabados con aquellos momentos y su imagen.
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A Lady O´Callaghan le sienta muy bien ese pelo del color del cava cuando se pone a burbujear, sus ojos verdes como el de las esmeraldas en la mina y esa boca que esboza el encanto de la imperfección más seductora cuando sonríe, sueña o suspira. A Lady O´Callaghan, cuando hasta por su mirada le salen las notas, hay que escucharla con atención porque es entonces cuando mejor suenan sus baladas. Y aún no llega al año cuando una noche camino de casa, él le dijo que…
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- No intentes nunca cambiar por hacerme sentir bien, ni te impongas una nueva moda, ni siquiera pienses en cambiarte el color de tus cabellos porque siempre serás mi pasión silenciosa aunque a veces no te lo parezca. Ni te esfuerces tampoco en que debamos tener una conversación inteligente porque, lo que yo deseo es hablar contigo ¿o es que te lo tengo que decir de nuevo? te quiero exactamente como tú eres.


5 comentarios:

  1. Es precioso, Zhivago. Definitivamente Lady O´Callaghan es un gran personaje, pero el parrafo final me ha puesto los pelos de punta.
    :)

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  2. Gracias, Raquel, tú siempre tan amable. Espero que los pelos de punta no hayan sido de horror.

    Un saludo

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  3. Todo lo contrario, Zhivago, de emoción.
    :)

    Que pases un buen fin de semana.

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